De panes y pandos

Serie Los Nombres de la Cordillera

Entre los orónimos (nombres de lugar relacionados con el relieve) más comunes de la Cordillera se cuentan los pandes – o pandos, del latín pandus, “cóncavo”- vocablo ya documentado en el siglo X y del que el etimólogo Corominas refiriese cuán probable era que pando significara exactamente collado o paso entre dos cerros. No es por ello casual que muchos pasos de montaña tengan por nombres Pandetrave o Panderruedas (en el eje de la Cordillera, en León), o Pandébano (en los Picos de Europa).

Los matices que aportan identidad y sentido se suman al común pan/de dando los nombres compuestos. Así, Pandébano – de pandum y apalum – sería el collado del alud, al haberse formado a partir del latino apalum “blando”, aplicado a terrenos que se argayan, la voz bable ábanu (alud) siguiendo la  metátesis “anum” por “alum” frecuente en este idioma.

A otro fenómeno producido por los rigores climatológicos de la Cordillera hace alusión el lugar de Pandetrave, dado su origen en el latino trabem, de doble significado: por un lado “viga” (del hórreo, y de ahí traviesa y travesaño) y también avalancha (de nieve). Esta última interpretación identificaría al puerto como el “collado del alud”. Similar significado tendrían los Cuetos del Trave, alineación de cumbres en el macizo Central de los Picos de Europa y que reproduce de nuevo el término bable – trave – con el que se conocen los neveros que perduran largo tiempo.

Finalmente, y sin ser ni mucho menos concluyentes los estudios etimológicos, Panderrueda(s) referiría una rotulam o “pequeña rueda”, de donde podría derivar por el efecto de rodar la existencia de un lugar con marcada pendiente o el de rodaje como paso de carruajes.

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